Un 2011 se está yendo mientras vuelvo a pintarme las uñas y a dormir mañanas enteras, casi exactamente como hace un año atrás. Lo distinto radica en mi vida entera.
Que paradójico veo el hecho de estudiar una carrera donde lo que importa son las relaciones de comunicación y en la que aprendí que todo, definitivamente TODO comunica... y eso es lo que falla en mi y en todo lo que me rodea.
Falta parla, falta charla, falta comunicar... me di cuenta, comunicándome conmigo misma, que los sueños nunca son imposibles mientras tengas objetivos claros y los desees ardientemente desde lo mas profundo de tu ser. Y será que no deseo con todas mis fuerzas la posibilidad de desahogarme con todos aquellos con los que tengo pendiente algo más que una charla. O será también que esto no depende únicamente de mí, sino también de ellas.
Yo pasé años pensando que se trataba de una fusión irrompible, pero sabía que el 90% de las veces que lloré, muchas no estuvieron. Y tenía asegurado el hecho de encontrármelas en cada antro que visitara un fin de semana, en cada uno... e incluso en cada previa.
No eran lo que yo pensaba, eran simplemente compañeras de aventuras y disfrutes... no compañeras de la vida. No acompañaban en la derrota pero en cada festejo eran las primeras en dar su presente perfecto, como si se tratara de una adicción.
Y durante tantos años me importaron más que nada en el mundo, hasta que me sentí sola 'en un mar de caras' y caí en la realidad más cruda de todas: no estaba sola, ni lo estoy, simplemente sucede que lo lógico es lo más difícil.
Será por algo que ya no me incluyen en sus día a día. Será por algo que tampoco me eligen más como compañera de salidas siquiera, pero está bien... yo lo estoy.