- Cierre los ojos y no se me duerma, damita, porque esa es una larga historia pa' contar.
- Tengo sueño, tengo tiempo y te tengo "dentro de mi existencia de cualquier modo", como canta Drexler... soy todo oídos.
- Todo en esta vida, lo lindo y lo feo, se edificó con un sueño como cimiento. Todo lo que vemos, y lo que no llegamos a ver, es la concreción del deseo de alguien... es por ello que dicen que los sueños siempre se cumplen.
- ¿Pero de qué están hechos?
- De ganas de ser cumplidos.
- ¿Y de qué están hechas esas ganas?
- De sueños.
- Entonces... ¿Los sueños están hechos de sueños? (Inclina la cabeza y la apoya sobre la ventana del auto. Mira hacia el cielo, sonríe a las estrellas con la expresión más dubitativa que la noche pudo conocer)
- Si. Pero no serían sueños sin esas ganas de querer que se vuelvan realidad...
Las conversaciones de ruta son de esas situaciones más jugosas que la vida nos regala. Y ni hablar de los sueños, de los anhelos y deseos con los que nos recibe el mundo desde nuestro primer lub-dup del corazón. Desde el instante en el que nos encendemos como chispa dentro de la panza de mamá, nos ponemos en contacto con la inveción humana más poderosa de todas: LOS SUEÑOS.
Mirá que no hablo de las ganas de dormir con las que nacen algunas personas, de ese cansancio acumulado que nos acompaña a más de uno y nos lleva por el mundo de la mano... claramente, estoy hablando de una pulsión de vida, del motivo más sensacional por el que pasamos por cada rincón del universo existencial, de la esencia más pura que se vuelve motor para ayudar a girar al planeta con ganas de seguir.
Pretenciosos, egoístas, compartidos, individualistas, celebrados, libres, motivadores, esperanzadores... tomen la forma que tomen, siempre existieron y lo van a seguir haciendo. No hay tecnología que pueda arrasar con ellos, no hay globalización que los oxide, no hay olvido que los suprima ni muerte que los apague eternamente.
Y están hechos de todo: de ganas, de alegrías, de tristezas, de sonrisas, de empujones, de tropiezos, de caídas, de cansancio, de animos, de perseverancia, de lucha... pero caminan hacia un IMposible en el que las dos primeras letras se aparten de lo posible y cambien su lugar acompañados por una situación o un objeto que de paso a algo tan propio y satisfactorio a la vez: MI felicidad, MI valentía, MI lucha, MI perseverancia, MI meta cumplida. MI convicción de que si existe en MI cabeza, se puede lograr.
Animarse a reír, sería la meta vital. Animarse a luchar, la dama de compañía. Y animarse a vivir, sería abrazar el mismísimo sentido de la vida: SOÑAR, PERSEVERAR, SER FELIZ. Insiste, persiste y nunca desistas...
"La posibilidad de realizar un sueño es lo que hace a la vida más interesante"
Paulo Coelho
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