... Y así después de esperar tanto, un día como cualquier otro decidí triunfar...
decidí no esperar a las oportunidades sino yo mismo buscarlas,
decidí ver cada problema como la oportunidad de encontrar una solución,
decidí ver cada desierto como la oportunidad de encontrar un oasis,
decidí ver cada noche como un misterio a resolver,
decidí ver cada día como una nueva oportunidad de ser feliz.
Aquel día descubrí que mi único rival no eran más que mis propias
debilidades, y que en éstas, está la única y mejor forma de superarnos.
Aquel día dejé de temer a perder y empecé a temer a no ganar,
descubrí que no era yo el mejor y que quizás nunca lo fui.,
Me dejó de importar quién ganara o perdiera;
ahora me importa simplemente saberme mejor que ayer.
Aprendí que lo difícil no es llegar a la cima, sino jamás dejar de subir.
Aprendí que el mejor triunfo que puedo tener, es tener el derecho de llamar a alguien «Amigo».
Descubrí que el amor es más que un simple estado de enamoramiento,
«el amor es una filosofía de vida».
Aquel día dejé de ser un reflejo de mis escasos triunfos pasados y
empecé a ser mi propia tenue luz de este presente; aprendí que de nada
sirve ser luz si no vas a iluminar el camino de los demás.
Aquel día decidí cambiar tantas cosas...
Aquel día aprendí que los sueños son solamente para hacerse realidad.
Desde aquel día ya no duermo para descansar... ahora simplemente duermo para soñar.
domingo, 24 de noviembre de 2013
martes, 19 de noviembre de 2013
Un besayuno eterno.
Manos a la obra, ojos en la pantalla y cada tanto un recreíto visual con el paisaje de fondo: el verde de los arboles en modo caleidoscopio por la cantidad de gotitas que visitan mi ventana con ganas de entrar a refugiarse un rato en el café humeante que perfuma mi mañana.
Era un día de esos que se hacen los enfermos con tal de que no los saquen de la cama por nada del mundo. La lluvia prometía, al menos, apaciguar el calor y devolverle frescura a un verano anticipado que inauguraba un noviembre inundado de amor... lo hizo, a duras penas. Pero lo hizo en fin.
Viste que suele citarnos al gran Coelho, que a su Alquimista enseñó, a través de un mago, que "cuando deseás algo con todas tus fuerzas, el universo entero conspira para que lo logres". Bueno, hoy fue un martes que cumplió a rajatabla esa ley universal del deseo franco de que las cosas vayan bien. Fue un martes que aprendía a dar sus primeros pasos y tropezó, pero que juntó fuerzas y achinó los ojos aguantando el dolor que le provocaron las rodillas raspadas, y siguió adelante porque sabía que estaba logrando que el mundo entero quiera que continúe su andar.
Hoy descubrí que el chanchito tiene pirulín y dos bolitas. Hoy me enteré que tanto esfuerzo depositado en llantos, risas, dolores de espalda y contracturas, tuvo su final feliz. Hoy volví a hacer zapping y encontrar en la caja boba, a un ser que me mantuvo más boba aún durante 40 minutos mientras hacía que mis ojos se cerraran cada vez que escuchaban "Abrazame un rato". Hoy... tuve ganas de que las ganas de seguir bailando con vos no me abandonen jamás ni en esta, ni en otras vidas. Hoy ya es un nuevo hoy, y esas ganas no se van. Te amo
"Ese es el riesgo de ser almas gemelas. El uno, no puede vivir sin el otro..."
Mientras tanto...
El
mundo globalizado que nos envuelve hoy en día, es el mismo que nos arranca de
los brazos del afecto y el sentido de lucha que se vuelven pulsiones de vida
para empujarnos a continuar el caminar cotidiano. Y de la misma manera en que
nos envuelve, nos abraza corrosivamente y despersonifica todo a su paso; tatúa
en el día a día una desigualdad que no deja de crecer. La incomunicación, el miedo, la desconfianza, el
interés, la conveniencia, la corrupción, la violencia… se vuelven situaciones
incontrolables; especialmente en la mente de los cómodos.
De
cierto modo, la esencia vital de las personas se fragiliza al punto de
enarbolar una ideología resignada a lo inevitable, que menosprecia y
desvaloriza la propia lucha y perseverancia por el sólo hecho de autoimponerse
que en situaciones difíciles de alcanzar, encuentran una única solución: la
negativa a intentarlo. Sin embargo, lo que
evidentemente uno empieza a necesitar es el acompañamiento, la proximidad y
cercanía, el cariño, la comprensión… el abrazo social. Pero hasta alcanzarlo, la gran mayoría
prefiere estancarse en la incertidumbre que genera la comodidad de no actuar por
temor a que la situación empeore.
En este
punto, uno puede pensar en relatos motivadores y de superación personal que de
alguna manera puedan ofrecer una respuesta ante tanto pesimismo globalizado. Un
joven cantautor puertorriqueño, planteaba una historia de la siguiente manera: “El pasado es cuento y el futuro no ha
llegado, se nos va la vida esperando. Todo el mundo apuesta a que algún día
saldremos de esta y a mi lo que me interesa es el mientras tanto”. Y si de
comodidad se trata, podríamos hablar de ese “mientras tanto”, insertándolo como
ese abrazo social que necesita el mundo entre tanta cultura de lo incierto.
¿Qué podemos hacer, mientras tanto, para poder cambiar algunas cosas de nuestro futuro? Claramente, no será la única respuesta, pero su ímpetu y fuerza lo valen: LA VOLUNTAD.
DAR por voluntad propia. Algo que se gesta en
este mismo mundo de desencuentros como una manera de activar el compromiso
que lleva de la mano una proximidad vital que se bifurca para lograr
dos cometidos: uno, relativo a la cercanía con el que menos tiene en cuanto a
cuestiones materiales; y el otro, con la cercanía a uno mismo, logrando
encontrar ese cachetazo de realidad que lo despierte o impulse a valorar todo
lo que lo rodea. Se trata de una inagotable cadena de favores, desinteresada
por cierto, en la que los que menos tienen son quienes más dan, y los que
tienen ganas de dar todo de sí en la ayuda al otro, son quienes más llenos se
vuelven a sus casas.
El "dar al otro" comparte la vida y la existencia misma en cada rincón de los
lugares a donde su fuerza de voluntad les permita llegar, y esto incluye
notoriamente el hecho de transgredir fronteras, derribar muros, ser foco de
críticas sociales y cuestionamientos que menosprecian su labor, como también de
aplausos colectivos y distinciones bien vistas culturalmente. Pero dentro de
este movimiento esencialmente humanista, existe una gran verdad: se construye
un relato de lo que no se ve, fusionado con lo conocido, de mixtura de
gratificaciones y desencantos. No presenta maquillajes en lo que cuentan, los
dramas, las vivencias, las alegrías y tristezas compartidas son reales y al
mismo tiempo invisibles ante la sociedad.
“Mientras
tanto”, entonces, en este mundo en el que las distancias espacio-temporales
están trastocadas, donde lo próximo parece lo que viene de lejos y lo lejano parece
ser lo que vemos dentro del televisor, la pantalla de la computadora o
escuchamos en la radio; es loable resaltar el valor de ser voluntario hoy en
día. Vivir y dar sentido a nuestra existencia conociendo historias de vidas
esperanzadas o quebradas por el dolor, logros construidos a base de esfuerzo y perseverancia,
derrotas que son fruto de las carencias e imposibilidades a las que muchos
siquiera rozan, es una oportunidad esencial al mundo del voluntariado. Un mundo
al cual puede ingresar todo aquel que sienta el impulso de querer cambiar el
metro cuadrado en el que se encuentra parado, desde el lugar donde esté
observando lo que lo rodea, pero que debe convertirse en un
experto en comunicación, un sabio en
acompañar personas y aspirar a concretar procesos de cambios por más minúsculos
que estos sean.
“Mientras
tanto”, entonces, me remito a la fuerza inquebrantable de una nariz de clown. Roja, brillante, redonda... tan diminuta, tan poderosa y tan generadora de sonrisas.
Madre Teresa de Calcuta
sábado, 16 de noviembre de 2013
Rendez-Vous
"Pero el amor, esa palabra...Moralista. Horacio, temeroso de pasiones sin una razón de
aguas hondas, desconcertado y arisco en la ciudad donde el amor se llama
con todos los nombres de todas las calles, de todas las casas, de todos
los pisos, de todas las habitaciones, de todas las camas, de todos los
sueños, de todos los olvidos o los recuerdos. Amor mío, no te quiero por
vos ni por mí ni por los dos juntos, no te quiero porque la sangre me
llame a quererte, te quiero porque no sos mía, porque estás del otro
lado, ahí donde me invitás a saltar y no puedo dar el salto, porque en
lo más profundo de la posesión no estás en mí, no te alcanzo, no paso de
tu cuerpo, de tu risa, hay horas en que me atormenta que me ames (cómo
te gusta usar el verbo amar, con qué cursilería lo vas dejando caer
sobre los platos y las sábanas y los autobuses), me atormenta tu amor
que no me sirve de puente porque un puente no se sostiene de un solo
lado, jamás Wright ni Le Corbusier van a hacer un puente sostenido de un
solo lado, y no me mires con esos ojos de pájaro, para vos la operación
del amor es tan sencilla, te curarás antes que yo y eso que me querés
como yo no te quiero."
Total parcial: te quiero. Total general: te amo.
"Yo creo que al final nunca sé donde voy, pero sigo un camino. Algo ocurrirá...
Total parcial: te quiero. Total general: te amo.
"Yo creo que al final nunca sé donde voy, pero sigo un camino. Algo ocurrirá...
porque NADA ES PARA SIEMPRE."
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