Me cuesta horrores entender la historia de las almas gemelas, simplemente porque no puede ser tan simple.
Le busco la quinta pata al gato, doy vuelta la hoja, cambio de página, la pongo apaisada o vertical, la levanto al sol, la arrugo y la extiendo... pero aún así no logro encontrarle sentido a todo esto.
No puede ser tan fácil, algo tiene que tener... algún detalle estoy pasando por alto y por no abrir bien los ojos o tener una visión tan hermética, me cuesta horrores todo.
Digamos que de alguna manera estoy tratando de crecer, en todo sentido. Sin embargo, sucede que con tanto invierno en casa no puedo pasar el metro sesenta y tres... es como si mi corazón se volviera diminuto e infantil, como en un principio. Como si no supiera lo que me está pasando...
La vida no puede ser tan simple, el amor no puede ser tan sencillo; sino cuál sería el sentido de complicarse tanto? Si todo fuese color de rosa, el arcoiris estaría extinto y yo tirada en mi terraza llorando hasta que la muerte me separe de las lágrimas.
Hay algo en todo este dilema circense que no me permite siquiera reprocharme... como si una fuerza poderosa me tomara de la mano y haga que continúe mi camino con mis miedos, mis angustias, mis altibajos y mis sonrisas de dolor. Y ahora caigo en la cuenta, que no puede ser tan gris mi vida... y yo no puedo ser tan dejada y permitirme estar así...
Debería tomarme más ratitos como los de esta tarde, en que una fuerza alquimista me levantó de este mismísimo lugar y me empujó hacia el patio con cámara en mano. Se descubren al menos 5 mundos debajo del verde de cada hoja... y en cada flor un universo entero, dispuesto a parar el segundero del reloj y en una suerte de túnel del tiempo, invitarnos a viajar a donde quiera que sople el viento.
No sé si es momento de hablar de duendes, de flores, de hojas, de viento, de cielo, nubes y cisnes... pero ya que empezamos a caminar juntos, tengo que volver a empezar, a reencontrarme con lo que hablé en un primer momento: las almas gemelas.
Resulta que alguna vez en la vida de esta casa, mis abuelos compraron canteros en forma de cisne. No sé bien cuántos habrán sido, pero hoy tuve la oportunidad de encontrarme a uno... o a dos que en su momento fueron uno. Estaban ahí, en una esquina sobre un árbol de pomelos rosa, quietitos y serenos como esperando algo... o a alguien.
Primera parada: la espera... esa certeza de agonía segura o de ansiedad esperanzadora por la llegada de un anhelo. No sé bien que hacía yo ahí ni por qué razón me sentí atraída por esto, pero fui hasta el árbol y, con la fuerza con la que una hormiga transporta en su espalda alguna miguita de pan, tomé a los cisnes por el cuello y los acosté en el piso... claro, ahora eran dos, pero en algún momento fueron un cantero. Los acomodé, intentando formar con sus figuras el típico corazón que se convierte en souvenir en muchas bodas... y ahí empecé a sentir el sin sabor que aún persiste en mí.
Digamos que tanto viajé con la cabeza, que por arte de magia a una mitad del cisne le faltaba una parte del pico, y lo poco que había quedado de él estaba pintado de un rojo fuerte; color que la otra mitad no poseía. También tenía una especie de pestaña larga y, muy abstractamente hablando, una raya debajo de su ojo se convirtió en una especie de lágrima negra... era ELLA.
Desde ese momento y hasta este instante, me da vueltas por la cabeza un sinfín de historias posibles... prefiero pensar que Ella, luego de recibir el mejor beso de su vida... tuvo que dejar partir a su alma gemela. Dejarlo volar, ser libre al viento, al mundo. Quién sabe, no? Lo verdadero es lo que existe en nuestra mente y quizás por alguna extraña razón, esta es mi verdad. Quizás tanto se dejaron consumir por el paso del tiempo, por la rutina y la costumbre, que nunca pudieron ver la cuestión de fondo... lo que existía en la mente de sus corazones. Quizás ella prefirió regalar al viento una poesía interminable, repleta de palabras de lo más profundas que puedan existir en el mundo; y tal vez... es por esa razón que representan una historia para mí hoy, y una historia que contar para cada pareja que pacta su amor para siempre, o para casi siempre. Quizás las historias de cisnes nunca fueron tan perfectas y son como las nuestras, tan imperfectas que se convierten en hitos de nuestra vida... llena de aprendizajes y de errores deliciosos que dejan ventanas abiertas en cada piso del corazón.
Quizás googleando, encuentro la respuesta a mis inquietudes..."Los cisnes, representan el amor eterno. Son monógamos: una vez encuentran su pareja, se unen a ella de por vida, separándose en las migraciones y volviéndose a encontrar, hasta la muerte"
Pero, es más probable que retenga mi historia... y que la escriba a lo largo de mi vida. Quizás encuentre alguien a quien pueda contársela y que con todo el amor del mundo pueda darme alguna respuesta. O quizás ya es momento de erguir la mirada y dar cuenta de lo que existe en mi mente. Abrir las puertas de mi vida sin temer la decepción... 'Ese es el riesgo de ser almas gemelas... el uno no puede vivir sin el otro'
TAKE A RISK.
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